domingo, 31 de enero de 2016

NOTICIAS LITERARIAS. Novela "Negra, 'black' y 'noir'". Berna González Harbour

Negra, ‘black’ y ‘noir’

La novela criminal evoluciona para incorporar nuevos temas, geografías y tecnología y adaptarse al mundo global. No cambia su calidad, pero sí logra una mayor acogida

Ilustración de Fernando Vicente.
Ilustración de Fernando Vicente
Hubo una liga de primera división que no tuvo muchos laureles. Chandler, Hammett o después Patricia Highsmith —con permiso de Conan Doyle y Agatha Christie— se hicieron grandes con el aplauso del público, pero sin gran reconocimiento porque la novela criminal era un género menor. Hoy, está de moda y su reconocimiento desborda a veces la propia calidad de la obra publicada porque (tengan cuidado): además de la primera división hay segunda, tercera y hasta quinta, y no siempre están diferenciadas. Pero lo cierto es que lo negro/gris/intriga/thriller/policiaco/antipoliciaco y sus autores crecen al calor de premios (Leonardo Padura, Príncipe de Asturias; Jorge Zepeda y Alicia Giménez Bartlett, Planeta; Víctor del Árbol, Nadal), del éxito y de una renovación galopante al ritmo de la actualidad. Su contagio del cine y viceversa también ha jugado un papel, ya que ambos lenguajes se alimentan de una representación visual común, cercana al público, y de una sintonía que comparten intensamente con el espectador/lector.
¿Fue antes el Galveston de Pizzolatto o True Detective?¿Fue Bron antes serie o novela, o es que nunca fue novela? ¿Fue Boardwalk Empire antes una novela potente o su potencia cinematográfica atrajo después a un grande como Dennis Lehane? He aquí algunas respuestas:
—Sí, Pizzolatto escribió Galveston antes de la serie, pero la mayoría lo leímos después.
—No, Bron no fue novela.
—Y sí, Boardwalk… fue una novela de Nelson Johnson que adquirió fama después de que la comprara HBO. Lehane se sumó luego como guionista en alguno de los capítulos.
El propio Quirke, el lúgubre y pesaroso personaje de Benjamin Black que suma éxitos en unos 30 países, fue una creación para televisión que descarriló y que John Banville convirtió en materia de libros con una nueva firma negra para la ocasión: Black. Buena parte de los 14 autores internacionales entrevistados para este reportaje son guionistas, desde Peter May (el nuevo fichaje de Salamandra) a Lauren Beukes (Siruela) o Pierre Lemaitre (Alfaguara). Reservoir ha fichado a Noah Hawley (Bones, Fargo). Y la trilogía de Erik Axl Sund (Roja & Negra) pronto será una serie, como antes Chandler encontró aliados en Howard Hawks o Robert Altman, salvando las enormes distancias.
El trasvase entre ambos mundos, pues, está servido.
Género visual, de atmósferas y trazos claros, de personajes empáticos y tramas de tinte social, lo cierto es que lo negro crece, evoluciona, se adapta e incorpora temas, geografías, tecnología y recursos fantásticos o históricos a discreción.
Anik Lapointe, editora: “La calidad siempre ha estado presente en el género para el que ha querido prestar atención”
Que ha ampliado fronteras lo sugiere que la última apuesta de Siruela, la sudafricana Beukes, no siembra las páginas de cadáveres con un tiro en la mandíbula o un navajazo en el estómago. Eso, la rutina del crimen común, parece superado cuando agarras estas páginas sangrientas. La víctima de Monstruos rotos tiene tronco de niño y piernas de ciervo. Y me dirán ustedes: la primera víctima de Bron ya fundía dos mitades de mujeres diferentes bajo la apariencia de un solo cadáver, y además lo hacía en la línea fronteriza en el puente que une Suecia y Dinamarca en una sobredosis de atmósfera nórdica como para tumbar a los más frágiles. Pero es que Beukes no nos habla de mezcla de humanos, sino de animal y humano que se unen como el Minotauro o las sirenas en la mitología griega, y lo hacen además en Detroit, la ciudad metáfora de las fracturas, el derrumbe que vivimos.
¿Son los niños-ciervo de Beukes, adornados con una prosa rápida, envolvente y eficaz, una muestra de que el género amplía fronteras y se atreve a penetrar en mundos más heterodoxos? “Hay un punto de fractura”, asegura Beukes. “Y hay más espacio para jugar con elementos sobrenaturales o de ciencia-ficción”.
Lo mágico no es exactamente nuevo: desde hace años hemos acompañado a John Connolly a la zona de sombras de forma tan natural que ni nos hemos dado cuenta de que aquello era sobrenatural. Tampoco es nueva la ciencia-ficción, la historia ni muchos otros caminos a los que nunca nos acostumbraron los clásicos. Lo que verdaderamente es nuevo, asegura la editora Anik Lapointe (Salamandra), es la receptividad que ahora ha encontrado el género entre el público.
“Lo que realmente ha cambiado es nuestra percepción de la novela negra, que ha dejado de ser considerada como un género menor y se ha ganado de lleno el favor de un público masivo”, afirma Lapointe. “Es difícil dictaminar si los autores contemporáneos han superado o no a escritores clásicos como Chandler, Hammett, Macdonald, Crumley, etcétera. Pero lo que sí está claro es que la calidad siempre ha estado presente en el género para el que ha querido prestar verdadera atención”.
Paco Camarasa, comisario de BCNegra: “La novela negra se ha hecho más global, pero también más local”
Paco Camarasa, al que el cierre de su librería barcelonesa, Negra y Criminal, no va a quitar su título tan informal como vitalicio de librero por antonomasia del género negro, cree que este ha ido progresando a medida que evoluciona la realidad, incorporando temas que antes no existían. “El alzhéimer, por ejemplo, hace 10 o 12 años no se sabía bien qué era y ahora ya hay 5 novelas donde esta enfermedad es un elemento clave”, asegura Camarasa. “Hoy tenemos novelas que transcurren desde Laponia y el mundo sami, de Olivier Truc, a países subsaharianos o los profundos bosques de Canadá”.
Camarasa es comisario de BCNegra, la gran cita del género que arranca estos días en la ciudad de Vázquez Montalbán y que junto a la Semana Negra de Gijón ha abierto el camino a una docena de festivales noir que salpican ya la geografía española (y Facebook), como antes salpicaron las ciudades de Francia. Un gran cambio en el panorama, en opinión de Camarasa: “La nueva novela negrocriminal se ha hecho más global pero también más local”.
Y es que la negra puede trufarse de elementos irreales como los de Connolly o Beukes o pegarse al polvo hasta hacértelo sentir en la garganta como el ya citado e irrebatible Galveston (Salamandra). Todo está abierto.
Élmer Mendoza, autor: “Es un género que crece en el arte de la posibilidad. Y amplía fronteras al ritmo de los delincuentes”
Pero lo que sobre todo ha conseguido es dibujar un nuevo mapa del mundo en el que sin Wikipedia, sin lecciones de geografía, ni de política, ni periódicos a mano, uno puede estar al día de la truculencia a la que se exponen las mexicanas que emprenden rumbo a Estados Unidos a través de una frontera siniestra (Yuri Herrera); de la penuria en la que sobreviven estáticamente los ciudadanos griegos (Petros Markaris); de la crueldad de la Operación Cóndor, que fulminó a miles de jóvenes izquierdistas en el Cono Sur de la mano del terrorismo de Estado (Santiago Roncagliolo); de los trapicheos y las corruptelas de Sicilia (Andrea Camilleri); de la burda destreza de funcionarios chinos corruptos (Qiu Xiaolong); de la perfidia vital que ha supuesto el modelo de familia numerosa con altas dosis de alcoholismo, abuso y precariedad en Irlanda (Tana French, Benjamin Black); de los agujeros del aparentemente perfecto Estado de bienestar de los países nórdicos (Henning Mankell, Stieg Larsson); de los bajos fondos de Los Ángeles (Michael Connelly); y de la ríspida hostilidad del clima y la naturaleza de Islandia (Arnaldur Indridason). Hemos podido palpar, oler, imaginar, recrear y sentir desiertos, pueblos devastados por el abandono y ciudades deshumanizadas, como antes se nos pegó el barro de los caminos de Devon y saboreamos el té inglés con Agatha Christie y alucinamos con las drogas de Conan Doyle.
“Se ha hecho más sociológica y cultural y por eso es más atractiva para los lectores de todo el mundo”, afirma el chino Qiu Xiaolong (Tusquets). “Los novelistas negros se han convertido en novelistas nacionales. Los autores cruzan fronteras a base de no cruzarlas, de mantenerse fieles a las preocupaciones de sus países”, dice el peruano Santiago Roncagliolo (Alfaguara). “Estamos en la era posmoderna, en el sentido de que se ha eliminado la jerarquía entre cultura popular y alta cultura”, afirma el francés Bernard Minier (Salamandra). “La novela negra se ha convertido en un género social”, dice el polaco Zygmunt Miloszewski (Alfaguara).
El mexicano Élmer Mendoza explica así la evolución del género: “Se desarrolla según los delincuentes afinan sus métodos. Los delitos que resolvía Marlowe nada tienen que ver con los de Filiberto García de El complot mongol [Rafael Bernal] o los que resuelven Bevilacqua y Chamorro [Lorenzo Silva]. Los temas se han ampliado, del delito tipo tragedia griega al narcotráfico, la corrupción o el espionaje industrial”. La calidad, precisa, también ha evolucionado pero con un requisito imprescindible: “Los modelos de calidad los establecen los escritores que no tienen prisa. Deciden un estilo y lo consiguen”.
Claudia Piñeiro: “El género es eterno y se reinventa. Ya no importa quién mató y por qué, sino un estado de cosas”
La calidad no siempre acompaña la cantidad que hoy llega a las librerías, como recuerda Camarasa: “Hay más calidad, pero al haber más cantidad también hay más mediocridad”.
La eclosión, no obstante, es realidad, y tiene una causa mayor que apunta la editora Anik Lapointe: “Es un género extremadamente dúctil, dotado al mismo tiempo de unas bases estructurales muy definidas y una gran flexibilidad. Es capaz de absorber e incorporar elementos de diversos géneros sin perder su identidad”. Y este carácter de esponja, afirma, lo enriquece sin que pierda su carácter.
En el género, pues, hay partido. Y campeonato mundial.
Barcelona Negra. Del 28 de enero al 6 de febrero. Palau de la Virreina (La Rambla, 99), Barcelona

sábado, 30 de enero de 2016

CUENTOS. "Vampiro". Emilia Pardo Bazán (1851-1921)


Doña Emilia Pardo Bazán. Retrato de Joaquín Vaamonde Cornide

Vampiro

No se hablaba en el país de otra cosa. ¡Y qué milagro! ¿Sucede todos los días que un setentón vaya al altar con una niña de quince?
Así, al pie de la letra: quince y dos meses acababa de cumplir Inesiña, la sobrina del cura de Gondelle, cuando su propio tío, en la iglesia del santuario de Nuestra Señora del Plomo -distante tres leguas de Vilamorta- bendijo su unión con el señor don Fortunato Gayoso, de setenta y siete y medio, según rezaba su partida de bautismo. La única exigencia de Inesiña había sido casarse en el santuario; era devota de aquella Virgen y usaba siempre el escapulario del Plomo, de franela blanca y seda azul. Y como el novio no podía, ¡qué había de poder, malpocadiño!, subir por su pie la escarpada cuesta que conduce al Plomo desde la carretera entre Cebre y Vilamorta, ni tampoco sostenerse a caballo, se discurrió que dos fornidos mocetones de Gondelle, hechos a cargar el enorme cestón de uvas en las vendimias, llevasen a don Fortunato a la silla de la reina hasta el templo. ¡Buen paso de risa!
Sin embargo, en los casinos, boticas y demás círculos, digámoslo así, de Vilamorta y Cebre, como también en los atrios y sacristías de las parroquiales, se hubo de convenir en que Gondelle cazaba muy largo, y en que a Inesiña le había caído el premio mayor. ¿Quién era, vamos a ver, Inesiña? Una chiquilla fresca, llena de vida, de ojos brillantes, de carrillos como rosas; pero qué demonio, ¡hay tantas así desde el Sil al Avieiro! En cambio, caudal como el de don Fortunato no se encuentra otro en toda la provincia. Él sería bien ganado o mal ganado, porque esos que vuelven del otro mundo con tantísimos miles de duros, sabe Dios qué historia ocultan entre las dos tapas de la maleta; solo que.... ¡pchs!, ¿quién se mete a investigar el origen de un fortunón? Los fortunones son como el buen tiempo: se disfrutan y no se preguntan sus causas.
Que el señor Gayoso se había traído un platal, constaba por referencias muy auténticas y fidedignas; solo en la sucursal del Banco de Auriabella dejaba depositados, esperando ocasión de invertirlos, cerca de dos millones de reales (en Cebre y Vilamorta se cuenta por reales aún). Cuantos pedazos de tierra se vendían en el país, sin regatear los compraba Gayoso; en la misma plaza de la Constitución de Vilamorta había adquirido un grupo de tres casas, derribándolas y alzando sobre los solares nuevo y suntuoso edificio.
-¿No le bastarían a ese viejo chocho siete pies de tierra? -preguntaban entre burlones e indignos los concurrentes al Casino.
Júzguese lo que añadirían al difundirse la extraña noticia de la boda, y al saberse que don Fortunato, no sólo dotaba espléndidamente a la sobrina del cura, sino que la instituía heredera universal. Los berridos de los parientes, más o menos próximos, del ricachón, llegaron al cielo: hablose de tribunales, de locura senil, de encierro en el manicomio. Mas como don Fortunato, aunque muy acabadito y hecho una pasa seca, conservaba íntegras sus facultades y discurría y gobernaba perfectamente, fue preciso dejarle, encomendando su castigo a su propia locura.
Lo que no se evitó fue la cencerrada monstruo. Ante la casa nueva, decorada y amueblada sin reparar en gastos, donde se habían recogido ya los esposos, juntáronse, armados de sartenes, cazos, trípodes, latas, cuernos y pitos, más de quinientos bárbaros. Alborotaron cuanto quisieron sin que nadie les pusiese coto; en el edificio no se entreabrió una ventana, no se filtró luz por las rendijas: cansados y desilusionados, los cencerreadores se retiraron a dormir ellos también. Aun cuando estaban conchavados para cencerrar una semana entera, es lo cierto que la noche de tornaboda ya dejaron en paz a los cónyuges y en soledad la plaza.
Entre tanto, allá dentro de la hermosa mansión, abarrotada de ricos muebles y de cuanto pueden exigir la comodidad y el regalo, la novia creía soñar; por poco, y a sus solas, capaz se sentía de bailar de gusto. El temor, más instintivo que razonado, con que fue al altar de Nuestra Señora del Plomo, se había disipado ante los dulces y paternales razonamientos del anciano marido, el cual sólo pedía a la tierna esposa un poco de cariño y de calor, los incesantes cuidados que necesita la extrema vejez. Ahora se explicaba Inesiña los reiterados «No tengas miedo, boba»; los «Cásate tranquila», de su tío el abad de Gondelle. Era un oficio piadoso, era un papel de enfermera y de hija el que le tocaba desempeñar por algún tiempo..., acaso por muy poco. La prueba de que seguiría siendo chiquilla, eran las dos muñecas enormes, vestidas de sedas y encajes, que encontró en su tocador, muy graves, con caras de tontas, sentadas en el confidente de raso. Allí no se concebía, ni en hipótesis, ni por soñación, que pudiesen venir otras criaturas más que aquellas de fina porcelana.
¡Asistir al viejecito! Vaya: eso sí que lo haría de muy buen grado Inés. Día y noche -la noche sobre todo, porque era cuando necesitaba a su lado, pegado a su cuerpo, un abrigo dulce- se comprometía a atenderle, a no abandonarle un minuto. ¡Pobre señor! ¡Era tan simpático y tenía ya tan metido el pie derecho en la sepultura! El corazón de Inesiña se conmovió: no habiendo conocido padre, se figuró que Dios le deparaba uno. Se portaría como hija, y aún más, porque las hijas no prestan cuidados tan íntimos, no ofrecen su calor juvenil, los tibios efluvios de su cuerpo; y en eso justamente creía don Fortunato encontrar algún remedio a la decrepitud. «Lo que tengo es frío -repetía-, mucho frío, querida; la nieve de tantos años cuajada ya en las venas. Te he buscado como se busca el sol; me arrimo a ti como si me arrimase a la llama bienhechora en mitad del invierno. Acércate, échame los brazos; si no, tiritaré y me quedaré helado inmediatamente. Por Dios, abrígame; no te pido más».
Lo que se callaba el viejo, lo que se mantenía secreto entre él y el especialista curandero inglés a quien ya como en último recurso había consultado, era el convencimiento de que, puesta en contacto su ancianidad con la fresca primavera de Inesiña, se verificaría un misterioso trueque. Si las energías vitales de la muchacha, la flor de su robustez, su intacta provisión de fuerzas debían reanimar a don Fortunato, la decrepitud y el agotamiento de éste se comunicarían a aquélla, transmitidos por la mezcla y cambio de los alientos, recogiendo el anciano un aura viva, ardiente y pura y absorbiendo la doncella un vaho sepulcral. Sabía Gayoso que Inesiña era la víctima, la oveja traída al matadero; y con el feroz egoísmo de los últimos años de la existencia, en que todo se sacrifica al afán de prolongarla, aunque sólo sea horas, no sentía ni rastro de compasión. Agarrábase a Inés, absorbiendo su respiración sana, su hálito perfumado, delicioso, preso en la urna de cristal de los blancos dientes; aquel era el postrer licor generoso, caro, que compraba y que bebía para sostenerse; y si creyese que haciendo una incisión en el cuello de la niña y chupando la sangre en la misma vena se remozaba, sentíase capaz de realizarlo. ¿No había pagado? Pues Inés era suya.
Grande fue el asombro de Vilamorta -mayor que el causado por la boda aún- cuando notaron que don Fortunato, a quien tenían pronosticada a los ocho días la sepultura, daba indicios de mejorar, hasta de rejuvenecerse. Ya salía a pie un ratito, apoyado primero en el brazo de su mujer, después en un bastón, a cada paso más derecho, con menos temblequeteo de piernas. A los dos o tres meses de casado se permitió ir al casino, y al medio año, ¡oh maravilla!, jugó su partida de billar, quitándose la levita, hecho un hombre. Diríase que le soplaban la piel, que le inyectaban jugos: sus mejillas perdían las hondas arrugas, su cabeza se erguía, sus ojos no eran ya los muertos ojos que se sumen hacia el cráneo. Y el médico de Vilamorta, el célebre Tropiezo, repetía con una especie de cómico terror:
-Mala rabia me coma si no tenemos aquí un centenario de esos de quienes hablan los periódicos.
El mismo Tropiezo hubo de asistir en su larga y lenta enfermedad a Inesiña, la cual murió -¡lástima de muchacha!- antes de cumplir los veinte. Consunción, fiebre hética, algo que expresaba del modo más significativo la ruina de un organismo que había regalado a otro su capital. Buen entierro y buen mausoleo no le faltaron a la sobrina del cura; pero don Fortunato busca novia. De esta vez, o se marcha del pueblo, o la cencerrada termina en quemarle la casa y sacarle arrastrando para matarle de una paliza tremenda. ¡Estas cosas no se toleran dos veces! Y don Fortunato sonríe, mascando con los dientes postizos el rabo de un puro.

NOTICIAS LITERARIAS. "Los retos de la lectura a los que puedes unirte en 2016"


Los retos de lectura a los que puedes unirte en 2016

Estos objetivos, tanto de cifras como de clases de libros, te pueden ayudar a cumplir tu propósito de leer más este año





Uno de los propósitos clásicos de año nuevo es el de leer más. Pero como ocurre con la dieta, el ejercicio y dejar Twitter de una vez por todas, a menudo todo queda en una bienintencionada promesa que no llega a cumplirse. Una posible ayuda son los retos de lectura, que nos proponen llegar a un objetivo anual y que, como todos los desafíos, pueden suponer un aliciente. Te puedes proponer algunos como estos:
Lee 50 libros al año
Los retos de lectura van dando vueltas por internet al menos desde 2004,cuando comenzó a circular entre los blogs el de leer 50 libros al año, casi uno por semana. Había algunas normas:
  1. No leas para llegar a la cifra.
  2. Nada de rellenos. Debes leer libros que te apetezca leer.
  3. Algunas relecturas valen.
  4. No hay límites de géneros.
  5. Nada de planificación previa. Viva la flexibilidad. (Aunque puede ayudar algo de programación, como apuntaba en Verne J. J. Merelo).
  6. Pasa de las reglas.
Ponte tu propio número
Si 50 te parecen pocos (o muchos) puedes acudir a Goodreads, que te deja que pongas tu propio número: ¿cuántos libros te ves capaz de leer en un solo año? En 2016 de momento participan casi 600.000 personas, con una media de 49 libros como objetivo. La ventaja de Goodreads es que la propia web te permite hacer seguimiento de los libros que vas leyendo, además de puntuarlos y escribir una reseña, si eso te anima.
Lee más variado
Pero hay retos de lectura que no consisten solo en poner un número de libros a leer, sino que intentan que este objetivo incluya variedad y nos lleve a leer a autores en los que muchas veces no nos fijaríamos.
En español tenemos el del blog Librópatas, que nos propone 24 condiciones diferentes como excusa “para buscar nuevas lecturas, decidirnos a salir de nuestra zona de confort literaria y, en definitiva, disfrutar aún más y mejor de los libros”. Su propuesta anima a cumplir estos 24 puntos con nuestras lecturas del año:
  1. Lee un libro de un género que te de algo de pereza.
  2. Un libro escrito en alguna lengua cooficial del estado español (pero puedes leerlo traducido, claro).
  3. Un bestseller.
  4. Un libro de un autor que haya ganado un premio Nobel.
  5. Un libro escrito antes de 1800.
  6. Un libro de una autora africana.
  7. El libro favorito de algún amigo o familiar.
  8. Un libro que deberías haber leído en el colegio/instituto/universidad, pero no lo hiciste.
  9. Un libro de no-ficción.
  10. Un libro cuyo protagonista tenga la misma profesión que tú.
  11. Una novela gráfica publicada este año (2016).
  12. Un libro ambientado en un país limítrofe con el tuyo.
  13. Un libro cuya adaptación cinematográfica llegue este año a los cines.
  14. Un libro escrito por alguien de tu ciudad.
  15. Un libro de uno de tus autores favoritos cuando eras niño.
  16. Un libro ambientado en el futuro.
  17. Un libro cuyo protagonista esté de vacaciones.
  18. Un libro de relatos.
  19. Un libro cuyo autor sea de un país del que no hayas leído a ningún otro escritor.
  20. El libro favorito de uno de tus escritores favoritos.
  21. Un libro publicado póstumamente.
  22. Un clásico del siglo XX.
  23. Un clásico de la literatura asiática.
  24. Un libro de un autor contemporáneo de tu país.
El reto de Book Riot sigue la misma línea, animando a “explorar temas, formatos o géneros que de otro modo no probarías”. Esto tiene un beneficio muy claro: “Nos gustan los libros porque nos permiten ver el mundo desde una nueva perspectiva y a veces necesitamos ayuda incluso para saber qué perspectivas probar”. Propone 24 tareas:
  1. Lee un libro de terror.
  2. Un libro que no sea de ficción sobre ciencia.
  3. Un ensayo.
  4. Lee a alguien un libro en voz alta.
  5. Lee un libro para estudiantes de secundaria.
  6. Una biografía (que no sea autobiografía).
  7. Una novela postapocalíptica o una distopía.
  8. Un libro publicado en la década de tu nacimiento.
  9. Un audiolibro que haya ganado un premio Audie.
  10. Un libro de más de 500 páginas.
  11. Uno de menos de 100.
  12. Una libro de o sobre una persona que se identifique como transgénero.
  13. Un libro que transcurra en Oriente Próximo.
  14. Un libro de un autor del sudeste asiático.
  15. Una ficción histórica que transcurra antes de 1900.
  16. El primer libro de una serie escrita por una persona de color.
  17. Un cómic que no sea de superhéroes y que se haya publicado en los últimos tres años.
  18. Lee un libro que se haya llevado al cine y luego mira la peli. Debate acerca de cuál es mejor.
  19. Lee un libro de no ficción sobre feminismo o que trate de temas feministas.
  20. Un libro sobre religión (sea o no ficción).
  21. Un libro sobre política, sea o no de tu país y sea o no ficción.
  22. Lee una autobiografía culinaria.
  23. Lee una obra de teatro.
  24. Lee un libro cuyo protagonista tenga una enfermedad mental.
Bustle nos ofrece otras 20 propuestas con especial atención a mujeres y autores negros. Aunque un mismo libro podría servir para tachar varias características, la autora del reto, Kristian Wilson, recomienda contar solo una por libro, precisamente para leer más y más variado. Nos propone:
  1. Un libro escrito por una mujer de menos de 25 años.
  2. Un libro de historia no occidental.
  3. Un ensayo.
  4. Un libro sobre cultura indígena.
  5. Lee un libro antes de ver la película.
  6. Un libro de un autor de color.
  7. Un libro cuya historia transcurra en Oriente Próximo.
  8. Un libro sobre mujeres en guerra.
  9. Una novela gráfica escrita por una mujer.
  10. Un libro sobre un inmigrante o un refugiado que llega a Estados Unidos (es un reto estadounidense, así que lo puedes cambiar por España).
  11. Lee un libro para niños en voz alta.
  12. Relee tu libro favorito de la infancia.
  13. Lee las memorias de alguien que se identifique como LGBTQIA (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer, intersexual, asexual, aliado).
  14. Una ficción postapocalíptica escrita por una mujer.
  15. Una novela de ciencia ficción feminista.
  16. Lee el primer libro de una serie que no hayas leído hasta ahora.
  17. Un libro ambientado en África de un autor africano.
  18. Lee un libro traducido.
  19. Un libro de poesía contemporánea.
  20. Un libro de una autora modernista.
PopSugar también plantea su propio desafío:
  1. Un libro basado en un cuento de hadas.
  2. Un ganador del National Book Award.
  3. Un bestseller para jóvenes adultos.
  4. Un libro que no hayas leído desde el instituto.
  5. Un libro que transcurra en tu comunidad autónoma (en el original se refiere al estado de Estados Unidos).
  6. Un libro traducido.
  7. Un libro de amor que tenga lugar en el futuro.
  8. Un libro que transcurra en Europa (dado que el reto es americano, lo podemos cambiar por uno que tenga lugar en América).
  9. Un libro de menos de 150 páginas.
  10. Un bestseller del New York Times.
  11. Un libro cuya película se vaya a estrenar este año.
  12. Un libro recomendado por alguien que acabes de conocer.
  13. Un libro de superación personal.
  14. Un libro que puedas terminar en un día.
  15. Un libro escrito por un famoso.
  16. Unas memorias políticas.
  17. Un libro al menos 100 años más viejo que tú.
  18. Un libro de más de 600 páginas.
  19. Un libro del Club de Oprah.
  20. Una novela de ciencia ficción.
  21. Un libro recomendado por un familiar.
  22. Una novela gráfica.
  23. Un libro publicado en 2016.
  24. Un libro con un protagonista que tenga tu misma profesión.
  25. Un libro que transcurra en verano.
  26. Un libro y su precuela.
  27. Una novela policiaca.
  28. Un libro escrito por un cómico.
  29. Una distopía.
  30. Un libro con portada azul.
  31. Un libro de poesía.
  32. El primer libro que veas en una librería.
  33. Un clásico del siglo XX.
  34. Un libro de la biblioteca.
  35. Una autobiografía.
  36. Un libro sobre un viaje en carretera.
  37. Un libro sobre una cultura con la que no estés familiarizado.
  38. Un libro satírico.
  39. Un libro que transcurra en una isla.
  40. Un libro que te garantice algo de alegría.
Hay más: para lectores lentos, por ejemplo, o con tres niveles de dificultad, como propone A Book Challenge.






Ponte tu propio reto
También puedes hacerte tus retos a medida, escogiendo las tareas que más te gusten o prestando atención a los géneros y autores a los que tienes más olvidados o que te apetezca más leer. Quizás solo lees novela, puede que lleves años sin leer un clásico ruso, o a lo mejor lees a pocas mujeres y te apetece hacer caso a María Barrios, que lleva un tiempo leyendo solo a autoras, como explicaba en Verne. Por poner otro ejemplo, el año pasado Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, confeccionó su propio reto anual, con el objetivo de leer un libro cada dos semanasTodos ensayos.
Eso sí, a pesar de que has llegado hasta este párrafo, es posible que estos retos sigan sin convencerte. Por supuesto, no estás solo: tienen sus detractores, como Sarah Davis, que también colabora con Book Riot, y Richard Lea, de The Guardian, que expone alguno de los problemas que tiene con estos retos, empezando por el hecho de que sean retos: ¿no se supone que leer es divertido? Ponerse objetivos con cifras para él es “otro paso en la mercantilización de la experiencia del lector”, como si leer el doble que el año pasado nos hiciera ser dos veces mejores lectores. En este contexto importa más la cantidad que la calidad y lo que nos impliquemos en la lectura.
A lo mejor no estás de acuerdo con Lea y consideras que estos desafíos son solo un estímulo más, una ayuda. Pero ten su artículo a mano por si en diciembre ves que no vas a cumplir y necesitas excusas.