domingo, 20 de diciembre de 2015

"Drácula": temas (2)


Instinto maternal

     Mina y su amiga Lucy Westenra son las mujeres de Drácula, en quienes los hombres proyectan los ideales de la feminidad victoriana. Al encontrarse con Mina, Van Helsing se inspira para decirle “me ha dado la esperanza… de que aún hay mujeres buenas para hacer la vida feliz, buenas mujeres, cuyas vidas y verdades pueden ser buenas lecciones para los niños”. Análoga a Wendy y a los niños perdidos de Peter Pan de J.M. Barrie, la Mina de Drácula debe utilizar su instinto maternal para guiar a los hombres. Los niños perdidos gritan “¡Oh, señora Wendy, sé nuestra madre” y proceden de inmediato a construir su casa, mientras que Mina afirma algo similar ante Arthur: “Las mujeres tenemos algo que nos hace atender incluso los asuntos más pequeños cuando se invoca al espíritu de la madre”. (La película de vampiros de 1987, Los muchachos perdidos, también se correlaciona con la inmortalidad de los vampiros y de Peter Pan, en el deseo de los niños perdidos de nunca crecer.) En el mismo sentido, el crítico social británico y contemporáneo de Stoker, John Ruskin, escribe en Sésamo y lirios que la influencia de la mujer “es una guía, no una función determinante”. Vemos que esto actuó en Drácula, ya que, como Lucy, Mina es susceptible a la corrupción de Drácula y es la valentía de los buenos hombres de la novela la que se propone salvarla. Además, en los deseos de Mina, Drácula es doblemente maligno: intenta profanar a la madre designada de la novela, la que debe guiar con su mano moral.

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